Desde el 17 de mayo de 2022, el Espacio Cultural Argentino (ECA) de la Embajada exhibe “Una historia épica”, una muestra fotográfica permanente que reúne 42 retratos de las 65 maestras que Domingo F. Sarmiento llevó desde los Estados Unidos a la Argentina entre 1869 y 1898, para que se desempeñaran como maestras normales.
Las imágenes que integran “Una historia épica” estuvieron expuestos durante largos años en la Embajada como testimonio de la huella que los métodos educativos de los Estados Unidos dejaron en la escuela pública de nuestro país. Con el patrocinio de YPF y en celebración de sus 100 años, las imágenes pasaron por un proceso de digitalización y restauración. Por su parte, el Ministerio de Cultura de la Nación se sumó a este proyecto haciendo posible el contenido audiovisual.
Colaboró con la elaboración de los textos y videos, la escritora y periodista Laura Ramos, autora de “Las señoritas, historia de las maestras estadounidenses que Sarmiento llevó a la Argentina en el siglo XIX”. Primer Premio de la Crítica 2021-2022 de la Feria del Libro. Editorial Lumen-Penguin Random House 2021.
Entre 1869 y 1898 sesenta y una maestras y cuatro maestros estadounidenses viajaron a la Argentina, contratados por el gobierno local, para fundar escuelas normales en las regiones más alejadas e inhóspitas del país.
En muchos casos tuvieron que ayudar a construir los edificios, o a defenderlos, cuando se convirtieron en fortines sitiados por las guerras sangrientas que agitaban el país. Mientras los cuatro hombres y muchas de las mujeres regresaron a Estados Unidos después de cumplir sus contratos, cerca de veintidós maestras se afincaron en la Argentina. Dos de ellas se establecieron como pareja en la provincia de Mendoza, junto a la cordillera de los Andes, durante cincuenta y tres años. Casi todas cumplieron con los requisitos pedidos por Domingo Faustino Sarmiento, el impulsor del proyecto: eran mujeres, solteras, atractivas, maestras normales, jóvenes pero con experiencia docente, de buenas familias y moral irreprochable.
Estas maestras afrontaron travesías de cuarenta días en transatlánticos y paquebotes para llegar a Buenos Aires, donde desembarcaban sobre carretas que unos bueyes arrastraban por el barro. Para llegar a las provincias debieron tomar botes, trenes, diligencias o unos vehículos llamados galeras similares a los black María, los vagones negros, sin ventanas, que se usaban para trasladar presos en Estados Unidos.
Los poblados del Interior, en ese momento, estaban alzados en armas. El gobierno central enfrentaba una oposición furiosa en el Litoral y en el Norte. En abril de 1870, la misma semana en que tres maestras estaban a punto de tomar la diligencia rumbo a San Juan, se desató una guerra civil. El levantamiento del caudillo Ricardo López Jordán y sus montoneras coincidió con el asesinato del gobernador de Entre Ríos, acuchillado en su estancia entre los brazos de sus hijas.
Las maestras tuvieron que estudiar español, idioma que desconocían, iluminadas con velas de sebo o con faroles, sacar agua de los pozos para hacerse las comidas y luchar contra las vinchucas y las viudas negras cada noche, antes de acostarse. Se raparon las cabelleras al enfermar de paludismo o de fiebre tifoidea, por ser protestantes recibieron insultos y piedras de los grupos de jóvenes católicos, tuvieron que negociar con el Vaticano. En sus cartas contaron que aprendieron a hacer vendas y a curar heridos durante las revoluciones y que, cuando la fiebre amarilla asoló Buenos Aires, tuvieron que dejar insepultos a sus enamorados. Y también a algunas compañeras. A lo largo de casi treinta años estas maestras y maestros fundaron o reorganizaron dieciocho escuelas normales con sus respectivas escuelas primarias modelo y sus jardines de infantes. Fue una labor extraordinaria que cambió para siempre el sistema educativo argentino.
Los sesenta y cinco maestros procedían de Indianápolis, Oswego, Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Nueva York, Pensilvania, Maryland, Virginia, Ohio, Míchigan, Indiana, Illinois, Misuri, Wisconsin, Minnesota, Colorado y Nuevo México.
Estudiaron en Mount Holyoke, Wellesley, Hillsdale, Nueva York, en el Sagrado Corazón de Rochester, en las universidades de Harvard, Butler, Bucknell, Rochester, en el Hamilton College y en las escuelas para jardín de infantes de Boston y Filadelfia.